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  • edcorreaarce

Egipto Maravilloso (8)



Día 8

Este día empezaba con un paisaje extraordinario que no había tenido la oportunidad de ver en todo su esplendor porque habíamos llegado en la noche. Aswan era muy diferente de lo que habíamos visitado hasta el momento, aquí el contraste del Nilo y las dunas del desierto crean un paisaje espectacular y único. Esto lo iría descubriendo con más detalle a medida que visitábamos los sitios y navegábamos hacia el sur. Desde la terraza del crucero se podía ver la orilla este donde se asentaba el pueblo con todos sus edificios, hoteles y las mezquitas que se distinguen claramente de las demás estructuras, y al lado oeste se veían restos de algunas tumbas en proceso de restauración. Más hacia el sur en la misma orilla se encuentra el mausoleo de Aga Khan, una estructura impresionante que sobresale a la distancia por estar ubicado en una colina prominente al lado del río.


Tumbas talladas en la roca

Mausoleo de Aga Khan

Vista del lado Este de Aswan

Nuestra primera visita del día fue a la famosa cantera de Aswan donde se encuentra el obelisco inacabado. De este sitio extrajeron el granito rojo que conforma gran parte del material de construcción tanto de pirámides como de templos a lo largo de Egipto, aunque existen otras canteras en el norte y sur de Egipto, ésta es sin duda, la más mencionada . Según la arqueología clásica los bloques y obeliscos fueron tallados con percutores de diorita negra en forma de esfera o cinceles de cobre, pero una de las primeras cosas que llama la atención al caminar alrededor del obelisco inacabado son las marcas dejadas en la roca que nada tienen que ver con una técnica de percusión.


Percutor de diorita y miradas escépticas

Marcas de "cucharadas" tomadas de la roca

Vista general de la cantera

Al observar de cerca parece que hubieran tallado la roca a cucharadas como si se tratara de una masa blanda. Al presenciar esta evidencia cabe preguntarse si los antiguos constructores conocían una técnica para ablandar el duro granito como se menciona en la tradición indígena del imperio Inca, donde se dice que con una mezcla de plantas y otros componentes lograban ablandar las colosales rocas de los muros, moldearlas y emplazarlas tal como se ven hoy en día. En lo referente a técnicas de construcción se observan también en algunos templos y sarcófagos marcas de corte con herramientas especializadas como sierras de diamante de las que hoy apenas estamos empezando a usar con la misma precisión y potencia con que fueron usadas en el pasado, como lo mencionara en el día 2 de este blog; por lo tanto, estamos frente a una serie de técnicas diferentes para trabajar las duras rocas. Otras marcas curiosas son los agujeros uniformes que se realizaban en los bordes de los bloques para separarlos de la pared original, donde supuestamente se ubicaban cuñas de madera que se mojaban para ayudar a expandir estos agujeros y forzar a la ruptura del bloque.


Marcas de agujeros uniformes en la roca

Mas marcas de agujeros uniformes

Una vez separado el bloque viene una de las preguntas más interesantes de todo este proceso; Como lograban mover y transportar estos enormes bloques? No solo que no existe una avenida o calzada claramente demarcada desde la cantera hasta el río como lo señalara Sixto, sino que ninguna embarcación antigua, por muy bien construida que estuviera, hubiera estado en capacidad de transportar estos inmensos bloques de más de 400 toneladas en el caso de los obeliscos, sin hundirse inmediatamente hasta el fondo del río. El obelisco inacabado hubiera sido el más grande jamás realizado en Egipto, pero al parecer, una fractura detectada, o que surgió después de que se hubiera tallado la mayor parte de este, causó el abandono de la obra. Como sucedía frecuentemente, me alejaba del sitio maravillado y con más preguntas que respuestas.


Obelisco inacabado mostrando fisura en la parte superior

Detalle de la base del obelisco

Nuestro segundo destino del día era el templo de Kalabsha construido por mandato del emperador romano Augusto para honrar al dios solar nubio Mandulis. Este templo, así como el de Philae, Abu Simbel y otra decena de templos pequeños, fueron reubicados de sus emplazamientos originales debido a la inundación y creación del lago Nasser como consecuencia de la construcción de la represa de Aswan. El Lago Nasser es inmenso y navegar sus aguas es una experiencia bastante agradable porque estás rodeado de la aridez y las dunas del desierto y a la vez en un gran oasis de agua dulce. El viaje desde el puerto fue muy corto y se alcanza a ver el islote y el pílono de la entrada al templo a la distancia así como otros pequeños templos que se ubicaron en los alrededores de este y que probablemente estaban también en las cercanías del sitio original. A pesar de ser un templo construido muy posteriormente a la época de esplendor del Antiguo Egipto, esto no le resta belleza, además el hecho de estar rodeado de agua le da un encanto particular. El puerto de llegada está alineado con el pílono de la entrada; a lado y lado del pílono existen dos muros de baja altura que al parecer ya están cediendo a su propio peso y se observa una curvatura sobre todo en el de la izquierda. Ojalá se tomen las medidas preventivas necesarias para preservar este importante patrimonio. El templo está orientado en un eje este-oeste aproximadamente y una vez entras a la sala de las columnas se pueden observar, tallados en sus muros, inscripciones en griego al lado de las figuras originalmente hechas. Al interior del templo se observan murales con representaciones de los dioses al mejor estilo clásico. En las afueras del templo se encuentra una estela que marcaba los confines más hacia el sur en territorio Nubio del imperio egipcio para aquella época de dominio romano.


Vista de la entrada al templo de Kalabsha

Detalle del pórtico de entrada

Malla para proteger de aves al interior

Estela marcando el extremo sur del imperio

Ya saliendo del templo siguiendo una calzada empedrada hacia un sitio ligeramente más alto hacia el noroeste se encuentra el templo de Amón o Beit el-Wali, el cual se cortó y se talló directamente de la roca. En la entrada se conservan algunas columnas y pequeños arcos así como figuras de animales exóticos tallados en las paredes. En los muros del interior de la sala se conservan hermosas imágenes con sus colores originales, pero tal vez la que más me llamó la atención fue la de Ramsés II en una escena muy hermosa e íntima con la diosa Isis. En la imagen se encuentra Ramsés II como adulto siendo amamantado por la diosa Isis, y con ello mostrando un alto nivel de protección e incluso ternura sin mencionar las connotaciones eróticas de la escena que se hiciera ver con malos ojos por los cristianos coptos que desfiguraron la imagen. Una vez fuera del templo la vista del pequeño islote con los demás templos en la parte baja es impresionante.

El templo de Gerf Hussein y el de Kertasi al sur del templo de Kalabsha están compuestos principalmente de columnas sin más estructuras anexas, pero aún así forman un conjunto muy interesante que enmarca el paisaje del lago.


Templo tallado en la roca

Nativos de Nubia con monos y jirafas

Coloridos murales al interior mostrando ofrendas a Amón

Isis amamantando al faraón

Ruinas de Gerf Hussein

Ruinas de Kertasi

Ya de regreso pudimos observar desde el autobús parte de los muros de la represa que permanece fuertemente vigilada. Tomamos luego una pausa para regresar al hotel y emprender nuestra siguiente visita navegando aguas abajo a visitar el poblado Nubio, una experiencia muy diferente al resto del viaje y al que no todos los compañeros del viaje asistieron. Navegar por el Nilo es presenciar el continuo flujo de vida de Egipto con todos las coloridas embarcaciones yendo y viniendo, veleros, cruceros e incluso barcos a vapor que transportan las miradas de asombro de todos aquellos que contemplan sus hermosos paisajes. Antes de llegar al sitio hicimos una parada que tuvo un profundo significado para mi, pues tuve el honor de nadar y sumergirme en sus sagradas aguas, algo que deseaba hacer desde que llegué a este país. Sus frescas aguas se llevaron todo el cansancio de los últimos días y salí recargado de energía y con una agradable sensación de purificación.


El Nilo Vivo

Turismo local (solo mujeres)

Otra vista del Mausoleo

La vista del lugar donde nadamos

Por alguna extraña razón, los países árabes del norte de África no los asocio completamente con el resto del África negra, a pesar de estar allí y de que el Islam influyó fuertemente en la cultura de muchos de ellos. La visita al poblado Nubio fue una “confirmación” de mi presencia en África y encontré innumerables similitudes con las costumbres de las comunidades negras de mi país (cualquier pueblito en el Chocó), de Centro América y las Antillas, me sentí a veces como en casa y parecía que la única diferencia era el idioma. Música con tambores, gente con amplia sonrisa, explosión de colores en ropa, fachadas de casas, decoración y un espíritu descomplicado. Mientras caminábamos por las calles sin pavimentar se nos cruzaban personas en todas direcciones, incluso para mi sorpresa, un camello. A lado y lado de la calle había pequeñas tiendas con especias organizadas en costales con colores profundos y olores agradables, ropas, canastos y una infinidad de artículos que solo encuentras en mercados como estos. Seguimos a nuestro guía a una casa pintada completamente de azul, al entrar pasamos por un pequeño corredor hasta un patio interno parcialmente cubierto donde nos sentamos y fuimos brevemente bienvenidos con Karkadé (té tradicional), por una mujer que continuó en sus quehaceres cotidianos. Realmente esta fue una de las cosas que más me gustó de esta visita, que parecía no ser esperada, así que de verdad logramos ver lo que sucedía normalmente en su casa y fue nuestro guía que al humo de la juca nos convidó a probarla mientras nos relataba más detalles de la vida cotidiana de este poblado.Una de las curiosidades de este lugar fue una pecera con unas crías de cocodrilos y una especie de pileta profunda con uno adulto que lo tenían casi como animal de circo. Al salir de esta casa pasamos a la escuela del pueblo donde un profesor enseña a los visitantes los números y da un breve repaso por el alfabeto árabe de manera divertida.


Calle del poblado Nubio

Variedad de colores y sabores

Juca y karkadé (té)

La recepción

Las mascotas


La tienda de la esquina

Ya caída la tarde regresamos a nuestro hotel y la meditación como siempre nos preparó para nuestra visita del siguiente día donde tendríamos la experiencia de montar en camello por el desierto y llegar así hasta el monasterio de San Simeón.

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