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Egipto Maravilloso (6-7)


Día 6

Durante este día tuvimos la oportunidad de recargar completamente nuestras baterías ya que teníamos todo el día dedicado a navegar el Nilo y disfrutar de sus espectaculares y contrastantes paisajes, ver a la distancia pequeños poblados ribereños, atravesar las esclusas a la altura del poblado de Esna y apreciar las vistas infinitas del desierto, las omnipresentes palmas datileras y el tiempo que parece no transcurrir en estos lugares alejados de la civilización. Aswan, el destino más al sur de nuestro recorrido por Egipto era nuestro destino final en el crucero. En la mañana aproveché la meditación grupal y luego en el amplio espacio de la terraza del crucero realicé mis ejercicios de Tai-Chi y disfruté de un agradable desayuno con el grupo que ya sentía como una segunda familia. Cada oportunidad alrededor de la mesa era un momento de regocijo que nos servía a la vez como un espacio para discutir nuestras experiencias en los sitios que visitábamos y anécdotas de nuestras vidas de los diferentes sitios donde residíamos o éramos originarios (Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Colombia, Panamá y México). Entrado el mediodía aproveché para salir de nuevo a la terraza a tomar fotografías y refrescarme en la piscina del sol abrasador que calentaba toda la plataforma superior del crucero. A pesar de no ser una hora muy conveniente para tomar fotografías, el medio día me permitió observar la paz y el silencio reinante del paisaje del desierto así como zonas de cultivo, ganado y ocasionales canoas con habitantes de la zona que saludaban con entusiasmo a los escasos turistas que osaban desafiar el sol en las terrazas y balcones de los cruceros que pasaban en ambas direcciones. A medida que bajó un poco el calor, más compañeros empezaron a salir y se formaban pequeñas tertulias alrededor de la piscina. Pudimos presenciar también una de las estrategias de venta más peculiares que he visto. Los vendedores a bordo de una lancha se aproximan al crucero, y como antiguos piratas, se amarran de este para ofrecer sus mercancías. Una vez acoplados las arrojan desde abajo hasta los balcones y terrazas donde están los pasajeros metidas en bolsas en una especie de acto de fé que la persona que decida comprar le pague lo que pide o alcancen a hacer una negociación rápida, ya que el tiempo que les permiten quedarse amarrados es poca. Este tipo de riesgosa operación puede dar cabida a numerosos y a veces graciosos malentendidos.


Decorado en las columnas del puente

Mezquita entre palmeras

En las riberas del Nilo

Ganadería tradicional

Barqueritos

Crucero rumbo norte

Pequeño velero

Ya al atardecer llegamos a Esna y pudimos presenciar con detalle todo el proceso de paso por la esclusa llegando de la parte del nivel más bajo del río (hacia el norte de Esna), a “subir” hacia la parte sur rumbo a Aswan, no sin antes llenar el compartimiento de agua de la esclusa para nivelar el crucero y superar una diferencia de aproximadamente 8 metros. Todo el proceso toma alrededor de una media hora y es muy interesante observar si alguna vez te has preguntado cómo funciona el canal de Panamá o el de Suez. Una vez pasamos el pueblo ya había caído la noche y disfrutamos de una última actividad de meditación en la terraza antes de finalizar este día, nuestra llegada a Edfu se realizaría durante la noche. Me fui a dormir con mucha expectativa en la visita al templo dedicado a Horus en Edfu.


Esclusas de Esna

"Subiendo" por el Nilo

Atardecer en las esclusas

Esna

Día 7

Al día siguiente iniciamos la jornada en un nuevo medio de transporte para este viaje, la carreta tirada por caballos o como es conocida también, “calèche”, (término legado de la ocupación francesa en época napoleónica), en lo que prometía ser un viaje muy divertido y que resultó ser un poco apresurado y caótico para mi y mis compañeras de viaje, pero mucho más dramático para otros compañeros que debieron presenciar malos tratos a los caballos e incluso un accidente. Aunque todo lo del transporte estaba muy bien organizado por nuestro guía, se percibía desorganizado todo el lugar. Desde la calle se alcanza a ver el inmenso pílono de la entrada, este es el segundo templo en tamaño después del de Karnak, y el acceso se realiza por una calzada que va desde el centro de visitantes hasta los templos anexos ubicados al frente del pílono. La vista es impresionante y los muros están bellamente decorados con imágenes simétricas e idénticas a lado y lado de la entrada. Este templo, así como el de Denderah data de época Ptolemaica pero guarda muy bien los cánones de construcción de los templos del imperio medio y se dice que es uno de los mejores conservados en Egipto. A pesar de haber sufrido también las consecuencias del abandono y haber estado enterrado casi completamente en la arena por largo tiempo, esto ayudó de cierta manera a mantenerlo en el excelente estado de conservación en el que se encuentra en la actualidad. Desde antes de llegar al templo ya le había dicho a varios compañeros que quería tomarme una foto con los halcones guardianes de la entrada pero el lugar estaba tan abarrotado de turistas que se hacía incluso complicado caminar y escuchar a nuestro guía, curiosamente uno de los templos con los que más expectativas tenía fue el que menos disfruté su visita. El patio interno es enorme, pero una vez dentro de la primera cámara, la continua procesión de visitantes no me permitió observar muchos detalles. Ya en el interior llegamos como pudimos al recinto sagrado que todavía conserva el altar donde se encontraba la imagen dorada de Horus y lo que creo, es una réplica de la barca solar donde sacaban a pasear la imagen durante las festividades. Los muros exteriores también están ricamente decorados con escenas de los reyes ptolemaicos rindiendo tributo a los antiguos dioses egipcios. Como los halcones eran uno de los atributos más llamativos de la entrada a la cámara y están en mejor estado de conservación que los del pílono de la entrada exterior, eran siempre el foco de atención de muchos turistas que como yo, querían una foto o selfie con Horus. Como a la entrada no pude ni acercarme decidí esperar y pensé equivocadamente, que iba a tener mejor suerte a la salida. Lo único que pude hacer fue resignarme a quedarme sin mi anhelada foto en solitario con mi héroe y tomar posición con la fuerza del grupo para presionar y quedar en una foto colectiva. En otras palabras y aprendiendo de la situación de manera jocosa, “si solo no puedes, en montonera sí puedes”. Una vez fuera del templo sentí el descanso de estar fuera del tumulto pero quedaba con el intenso deseo de regresar porque no había podido aprovechar en todo su potencial esta visita. También tuve la oportunidad de apreciar con más detalle los templos anexos e incluso una esfinge ubicada cerca del centro de visitantes que se me había pasado por alto completamente. El regreso al crucero fue muy similar, esta vez observando con más detenimiento el ritmo del pueblo y las calles con sus numerosas carretas en un conjunto que seguía pareciéndome caótico. Nos embarcamos de nuevo y todo volvió a la paz y tranquilidad del Nilo y sus hermosos paisajes pero esta vez en un viaje mucho más corto ya que nos dirigíamos al templo de Kom Ombo.


Entrada con templos anexos en Edfu

Frente a la entrada del templo

Entrada a la sala de columnas con Horus a la izquierda

Columnas del templo

Horus insuflando el aliento de vida al faraón

Santuario principal con la barca solar

Plazoleta interna

Estuve cerca!

Detalle del pílono de la entrada

Columnas de templo anexo

Esfinge en la calzada de la entrada

Durante este trayecto y sin saber, tuve la oportunidad de observar algunas tumbas talladas en los pequeños acantilados del lado oeste de la ribera del río que nuestro guía me indicara después que pertenecían al imperio medio. Desde el momento de llegar se podía ver la estructura del templo en la distancia puesto que se halla ubicado en una parte alta del pueblo y relativamente cerca de la orilla. Al bajar nos dirigimos directo al templo a una hora perfecta porque no hacía tanto calor y el sol no estaba directamente sobre nosotros. La primera sorpresa de este templo es su entrada que es única en la arquitectura de templos de todo Egipto. Normalmente los templos están dedicados a una divinidad tutelar pudiéndose encontrar pequeños templos o cámaras dedicadas a otras divinidades al interior o en las cercanías como por ejemplo en Karnak. Pero aquí, el templo está dedicado a dos dioses, Horus el dios halcón que representa la luz y Sobek, el dios cocodrilo, que representa la oscuridad. Aquí se ilustra perfectamente la dualidad. Así mismo la entrada y todo el templo está dividido en dos con grabados y altorrelieves simétricos e iguales a ambos lados, aunque existen también espacios compartidos. Gran parte del techo desapareció y los rasgos más visibles son sus columnas y algunos muros. En la parte trasera se pueden observar escenas de instrumentos quirúrgicos muy similares a instrumentos modernos. Este templo fue usado como lugar de sanación como lo muestran algunos de los grabados de los muros laterales donde las caras de las figuras han sido borradas por el constante roce de la mano de los numerosos fieles que llegaban hasta este lugar a ser curados. De nuevo en dirección hacia la entrada se puede observar, todavía embebido en la roca, un trozo de madera en forma de cuña o grapa que se utilizaba para mantener los bloques juntos. Esta técnica para mantener los pesados bloques juntos de manera efectiva también se utilizó en algunas construcciones al otro lado del océano en Puma Punku y Ollantaytambo así como en el templo de Angkor Wat en Cambodia, es decir, un misterio más que se puede agregar a la larga lista. Justo al lado oeste del templo se encuentra el Nilómetro en uno de los patios laterales, que así como en otros sitios, se utilizaba para medir el nivel de incremento de las aguas del Nilo durante su inundación anual y calcular la productividad de las cosechas. Este templo también data de época Ptolemaica y su particular belleza radica en su estratégica posición y especialmente en su característica única de construcción como templo doble, lo que le confiere un elemento adicional de interés.

Tumbas en las orillas del Nilo

Vista del templo desde la terraza del crucero

Entrada al templo de Kom Ombo

Detalle de la entrada doble al templo

Detalle de los coloridos dibujos

Altorrelieve con instrumentos quirúrgicos a la derecha

Representación de Sobek, el dios cocodrilo

Imágenes con los rostros borrados por los fieles

Cuña de madera uniendo bloques

Vista lateral del templo

Al atardecer

Siluetas

Ya de regreso al crucero iniciamos el último tramo hasta Aswan con el sol del atardecer bañando en tonos dorados todo el paisaje. De nuevo estaba listo en la terraza para tratar de capturar con mi lente parte de esta magia y unirme a las tertulias con los compañeros de viaje que disfrutaban de la fresca brisa y la hermosa vista. Luego de la comida, regresamos a la terraza a nuestra meditación grupal y a compartir más con los compañeros, y los que nos quedamos hasta más tarde pudimos ver la entrada a Aswan y su puente iluminado que sirve de señal de bienvenida a los navegantes del Nilo. El día siguiente volvía a estar cargado de actividades y agradables sorpresas en Aswan, mi pueblo favorito de todo Egipto.

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