top of page
  • edcorreaarce

Egipto Maravilloso (10-11)


Dia 10

Este día hacíamos nuestras maletas para regresar al Cairo en la tarde, no sin antes hacer la última travesía por el Nilo y visitar el templo de Philae. Este viaje nos llevaría de nuevo al lago Nasser para llegar a uno de los islotes que fuera escogido para rearmar el hermoso templo de Isis y estructuras anexas que fueran rescatadas del proyecto de inundación por la construcción de la represa de Aswan. Al igual que la vez anterior cuando navegamos el lago para visitar el templo de Kalabsha, la experiencia fue bastante agradable, disfrutando de un hermoso día soleado y la vista de este inmenso cuerpo de agua.


Llegando a la isla

Templo de Philae

Templo de Isis

Ya desde una corta distancia se podía ver una buena parte del templo. Al desembarcar subimos por unas escaleras y llegamos a la plazoleta de entrada, como siempre la vista del conjunto era majestuosa. El complejo está dividido en varias partes siendo el templo de Isis el más grande y los templos de Hathor y de Philae estructuras anexas al templo principal en el lado este. A izquierda y derecha del pílono de entrada se encontraban dos edificios de corredores estrechos con columnas decoradas con bajorrelieves  y pequeñas puertas.


Edificio lateral frente al pílono de entrada del templo de Isis

Vista de la plazoleta central del templo

Aprovechando ser el primer grupo de visitantes

Al acercarnos al pílono me llamó la atención la presencia de unos leones custodios de un aspecto un poco cuadrado y con los rostros destruidos que a mi parecer, cuentan con un estilo más mesopotámico que egipcio, lo que sugiere la conexión entre ambas culturas, entre muchas otras cosas que se pueden observar en los templos y señalan esta misma cercanía cultural. Se hace cada vez más claro a medida que se da a conocer más información de nuestros orígenes, que los fundadores de la civilización a todo lo largo y ancho de este planeta tienen un factor común, es más, parecen ser los mismos. Aunque el león no es un elemento omnipresente en todas las culturas, la serpiente si lo es, y de eso queda una muy clara evidencia.

El pílono permite el acceso a una plazoleta interna con edificios a ambos lados y a un segundo pílono que da acceso al santuario del templo. Aquí se encuentra la piedra sagrada donde se ubicaba la figura de la diosa Isis a quien está dedicado el templo. Los muros del interior están bellamente decorados con altorrelieves e imágenes de la diosa y los faraones en campañas bélicas.


Plazoleta interna y segundo pílono de acceso al templo

Representaciones de la diosa Isis recibiendo ofrendas

Piedra sagrada del santuario

Una vez fuera del templo por la parte noreste se puede observar el templo de Hathor, o lo que queda de él, con pequeños arcos y muros decorados con portones mirando al lago, figuras del dios Bes y de la diosa Hathor dispersas por diferentes partes. Al fondo y cerca a la entrada al templo de Isis se puede ver el templo de Philae o Kiosco de Trajano. Una estructura impresionante construida durante la época del imperio romano que quedó inacabado y que guarda una estrecha semejanza con el Kiosco de Kertasi, ubicado en el templo de Kalabsha y del que hablé anteriormente en el día 8 del blog. Esta estructura al ser abierta y sin techo invita a disfrutar del sol y de la hermosa vista, por lo que nos quedamos un rato más tomando fotos y compartiendo con los compañeros sabiendo que era el último templo del Egipto antiguo que íbamos a visitar. Cabe mencionar el impecable trabajo de reconstrucción de estos templos, tanto aquí como en Kalabsha, en los que no se pueden ver de manera evidente las marcas de corte de los bloques originales o la forma en que fueron reconstruidos.


Cámara con puerta mirando al lago

Molino o fuente de agua?

Pequeños portales y serpientes con el disco alado

La diosa Hathor

El dios Bes

Templo de Philae o Kiosco de Trajano

Vista lateral del templo de Isis

De regreso a tierra firme

Salida del puerto al autobús

Mi regreso en el bote a tierra firme fue algo melancólico porque realmente me quería quedar en Aswan a disfrutar un poco más, me sentí cómodo allí y con un extraño aire de familiaridad. Sentía que quería absorber al máximo esta experiencia antes de abordar el avión de regreso y disfruté con más intensidad si se quiere, estos últimos minutos de la experiencia. El tiempo en el aeropuerto siempre era agradable compartiendo con los compañeros. El viaje de regreso fue bastante tranquilo y se me hizo un poco menos impactante el reencuentro con el caótico tráfico del Cairo que nos recibía con un hermoso atardecer. Aunque tomé algunas fotos, el lente nunca alcanza a capturar este espectáculo en toda su magnitud.


Atardecer en El Cairo

Dia 11

Ultimo día en Egipto


El día siguiente lo dedicamos a la historia más reciente de Egipto visitando la famosa mezquita de Mohamed Ali, la sinagoga de Ben Ezra, la iglesia colgante e incluso Abu Sarga, la iglesia construida en el sitio donde se alojó la sagrada familia en su huida hacia Egipto ubicada en el barrio copto. Nuestra última parada sería el Bazar de Khan El Khalili. El viaje desde el hotel en la mañana nos permitió seguir conociendo más detalles de la vida cotidiana de El Cairo, así fuera desde el autobús. Aunque mis expectativas para ese día no eran muy altas, puesto que ya había visto lo que más me interesaba, me sorprendió positivamente el enorme complejo donde se ubica la mezquita de Mohamed Alí y del cual desconocía por completo su historia. Al único que conocía con ese nombre era el boxeador.  En el año 1805 se hizo al poder de Egipto como militar del imperio Otomano derrotando las tropas de Napoleón Bonaparte y durante más de 40 años contribuyó a la reestructuración del país en diferentes aspectos. Su legado directo se mantuvo hasta la revolución de 1952 cuando se derrocó la monarquía. Su importancia como líder político creo que se puede atestiguar en la imponencia de este lugar, no solo la mezquita construida en alabastro, sino los edificios y jardines anexos.



Vista general de la ciudadela con la mezquita a la izquierda

Vista desde la plazoleta central de la ciudadela

Representación de Mohamed Alí un poco al estilo Tell El Amarna

Nuestro querido guía frente a la mezquita

Hermosos ventanales y decoración cubierta de polvo

Reverdecientes jardines anexos


Plazoleta interna de la mezquita y torre del reloj "en reparación"

Lastimosamente el patrimonio histórico de Egipto no está asegurado, y si los templos y pirámides de miles de años de antigüedad están descuidados, este lugar no podía ser la excepción. El polvo y la suciedad empiezan a pasar factura al blanco alabastro de las fachadas así como a puertas y ventanas; además el reloj de la plazoleta principal, que fué un regalo del rey francés Luis Felipe a cambio del obelisco que se encuentra en la Plaza de la Concordia, sigue sin funcionar después de años de abandono. Retomando el aspecto más positivo de la visita, el interior es impresionante con sus techos altos y vitrales rivalizando en grandiosidad con las inmensas catedrales católicas. Nuestro guía, que ya se había convertido en un miembro más de esta familia, nos siguió hablando de la historia del sitio mientras nos sentábamos en el piso que estaba cubierto por una enorme alfombra, (razón por la cual debes entrar con cubrezapatos o descalzo). Este sencillo gesto de sentarse en el piso como lo hacen los musulmanes al entrar a las mezquitas me hizo sentirme más cercano a esta cultura que es tan diferente y a la vez tan similar.  Todo el complejo está ubicado en una colina alta que servía a su vez como punto de observación y fortaleza. Una vez fuera de la mezquita una plazoleta circular y los muros de contención se convierten en el lugar ideal para observar la parte oeste de la ciudad desde arriba.


Escuchando al guía al interior de la mezquita

Vitrales y detalles de los techos

Interior de la cúpula cerca a una de las puertas de acceso

Vista de la parte este de la ciudad

Estrechas calles amuralladas

Vista oeste de la ciudadela

Ya de regreso al autobús se puede apreciar lo inmenso del lugar con sus altas paredes amuralladas. Me gustó mucho descubrir otros aspectos de la historia egipcia y este sentimiento de curiosidad me acompañó por el resto del día. Nuestra siguiente parada era la iglesia de Abu Sarga en el corazón del barrio copto, que fue erigida en memoria de la estadía de la sagrada familia en este lugar y también llamada iglesia de San Sergio y San Baco en honor a estos santos mártires. Es una iglesia cóptica ortodoxa construida alrededor del siglo cuarto y una de las más antiguas de Egipto. Para llegar al sitio atravesamos estrechas callecitas repletas de gente caminando de un lado al otro. La idea de que estás en una iglesia solo se experimenta al entrar al edificio por una pequeña puerta, porque a diferencia de otras iglesias, esta no tiene una fachada ni torres con campanarios que son algunos de los elementos más reconocibles de este tipo de construcción. Una vez dentro se hace evidente la afiliación ortodoxa de la iglesia con su característica iconografía sagrada. El sitio central del lugar se encuentra ubicado en el sótano donde estaría al albergue de la sagrada familia justo al lado de un pozo de agua desde el que se abastecían. Aunque tuvo una gran importancia histórica siendo uno de los lugares por donde pasó el Maestro Jesús, no alcancé a conectarme, supongo en parte por el continuo flujo de personas y la penumbra permanente, así que agradecí que saliéramos de nuevo a la calle y al sol.


Pequeñas calles y tiendas en el barrio copto

Llegando a la iglesia de Abu Sarga

Arco de entrada

Interior de la iglesia con puerta decorada de marfil al fondo

Iconografía típica de la iglesia ortodoxa

"La caverna donde la sagrada familia permaneció por tres meses y se convirtió en iglesia en la era apostólica"

"La fuente de agua de donde bebió la sagrada familia"

No muy lejos de allí nos dirigimos a la sinagoga de Ben Ezra que fue construida en el siglo diecinueve pero que al parecer se remonta al año 800, siendo quemada y destruida en varias ocasiones. Es la sinagoga más antigua de Egipto y se cree que fue el lugar donde encontraron al bebé Moisés. El edificio no me pareció particularmente interesante por su aspecto lúgubre y la verdad no le presté mucha atención. Nuestra siguiente parada era la iglesia colgante, a la que se accede por una plazoleta rectangular decorada con bellos mosaicos de la vida de Jesús, para luego subir por una escalera coronada por una puerta metálica y dos torres con campanas (ahora sí, la típica iglesia). Tal vez debido a la hora de visita el lugar se encontraba abarrotado de visitantes, lo que dificultaba incluso caminar. Esta iglesia es más antigua que Abu Sarga, y fue construída en el siglo tercero jugando de cierta manera un papel más importante que la anterior. La denominación de iglesia colgante viene del hecho que está construida sobre el portal de la fortaleza romana de Babilonia, y que su nave principal se encuentra sobre un pasaje. Existen algunos puntos donde se puede observar la calle justo abajo a través de ventanas en el piso de la parte alta. Supuestamente la vista era más impresionante en la antigüedad debido a que el piso de esta parte de la ciudad estaba unos metros más abajo y resaltaba mejor el aspecto “colgante” del edificio. Como Abu Sarga, ésta también pertenece a la Iglesia Copta Ortodoxa de Alejandría y su nombre oficial es Iglesia de la Virgen María.


Entrada a la iglesia colgante

El ángel anunciando a José su huída a Egipto

Llegada a Egipto de la sagrada familia

Bañando al niño Jesús

Ventana en el piso para observar abajo la calle

Ventana en el piso para observar abajo la calle

Iconografía ortodoxa al interior de la iglesia

Calle Mari Gerges cerca de la iglesia de San Jorge a la izquierda en el barrio copto

Ya un poco entrada la tarde nos dirigimos al Bazar de Khan El Khalili que terminó de reforzar la idea del ritmo acelerado y caótico del Cairo. Como acordamos un pequeño café como punto de encuentro al final de la visita, cada uno se fue por su cuenta a recorrer el mercado. El gran número de visitantes y sobre todo la insistencia de los vendedores fue una de las razones que me mantuvo alejado de las tiendas y kioscos, además lo que me interesaba no eran los objetos sino la experiencia misma. Me dediqué a caminar con un paso constante las estrechas calles del mercado hasta que me alejé y salí por la parte oeste. Luego regresé por un camino diferente y esta vez me dirigí hacia el norte, donde encontré un área residencial menos concurrida y que me permitió ver algo más de la cotidianidad de un barrio normal del Cairo con calles estrechas y polvorientas, niños jugando fútbol en la calle, talleres de mecánica y carnicerías y pequeñas tiendas de barrio. Miré luego el reloj y al ver la hora de reencuentro cerca, me dirigí de nuevo al mercado pero esta vez aproveché para entrar a la mezquita de Al Hussain ubicada frente a una plazoleta justo al lado del mercado. Al entrar dejé mis zapatos y busqué un lugar cerca a una columna para sentarme. Al parecer el rito ya había iniciado y por respeto no tomé ninguna fotografía al interior. Me senté y realicé una corta meditación agradeciendo por toda esta increíble experiencia y la mezquita a su vez me regresó parte de su paz y devoción. Al acabar el ritual todos empezaron a salir y me dí cuenta que había que pagar para recuperar los zapatos, miré la cantidad que dos o tres personas dieron al encargado y pagué una cantidad extra. Al salir de la mezquita compré algunos recuerdos para mis amigos de Calgary en un kiosco que había visto antes al pasar por el sitio y me dirigí luego al punto de encuentro desde donde regresamos al autobús.


Parasoles de la plazoleta central del mercado de Khan Ek Kalili

Minarete de la mezquita de Al Hussain

Una de las calles de entrada al mercado

Versos del corán

Tienda de especias

Incontables tiendas

Otra mezquita no muy lejos de Al Hussein

Parasoles cerrados al caer la tarde


Vista al frente de la plazoleta central

Desde el autobús terminando el recorrido

Una vez en el hotel nos refrescamos y nos preparamos para la cena en un restaurante cercano. Allí tuvimos la oportunidad de probar un poco más de la gastronomía local y compartir con los compañeros de viaje. También era el momento para despedirnos de nuestro querido guía “habibi” y agradecer su infinita paciencia con el grupo, su gran conocimiento y sobre todo su calidez humana que nunca dejó de sorprenderme. Cuando regresamos al hotel también fue momento de despedidas porque nuestros vuelos de regreso eran a diferentes horas. Mi vuelo, como el de ida, lo hice con parte del grupo que hacía escala en Frankfurt saliendo muy temprano en la madrugada. Mi regreso a casa y esa sensación de estar todavía en aquel mágico lugar me acompañaron por varios días, y aunque se ha ido difuminando con el paso del tiempo siento que mi conexión con Egipto sigue más viva que nunca.

19 views0 comments

Recent Posts

See All
bottom of page